30 días es un plazo razonable para que el cliente tenga el tiempo necesario para realizar el pago de la factura antes de la fecha de caducidad.
En el caso de que su forma de pago sea domiciliación bancaria, en un plazo aproximado de 7 días a partir de la fecha de recepción de la factura, se procederá a cargar el importe correspondiente en su cuenta bancaria. Si no hay ninguna incidencia en el cobro, el servicio será renovado automáticamente el día antes a la fecha de renovación.